No me fío de mi pareja. La amo y me hace feliz, pero no confío en seguir con esta persona muchos años o que pueda ser un buen progenitor/a.
Tengo (o mi pareja tiene) una esperanza de vida corta debido a una enfermedad grave.
Valoro mucho mi independencia y en el momento en el que forme una familia va a ser muy difícil desembarazarme de la presencia constante de padres, primos y vecinos intentando ayudarme, lo que me resulta incómodo porque no tengo o quiero tener ese tipo de relación con mi entorno, dado que soy una persona de carácter esencialmente solitario y es difícil tener descendencia en soledad.
Tengo miedo a ser un mal progenitor/a y a ser juzgado por ello.
Quiero que mi pareja me preste atención solo a mí y temo que, una vez tengamos hijos, yo pase a un segundo plano y nuestra relación se rompa irremediablemente y en un contexto complejo para una posible ruptura.
Creo honestamente que, debido al cambio climático y a otras calamidades que son cada vez más tangibles, la siguiente generación solo conocerá un mundo hostil y cruel y me sentiría mal trayendo al mundo a una vida siendo consciente de lo que le espera.
Hemos tenido problemas para concebir y no tenemos el dinero suficiente para recurrir a tratamientos de fertilidad.
Arrastro una serie de dolorosos y absurdos fracasos sentimentales y no he encontrado a nadie afín.
Lo hemos intentado varias veces y ha desembocado en abortos, por lo que física y emocionalmente no puedo seguir intentándolo y me veo obligado/a a renunciar.
Mi pareja y yo (o bien yo a solas) hemos sido muy felices durante demasiado tiempo y cuando nos hemos querido dar cuenta éramos era ya demasiado mayores,.
Lo que me hace feliz es mi carrera profesional, por lo que tener una familia sería un obstáculo para su correcto desarrollo.
No había nadie de mi entorno que tuviera hijos y por tanto a mí, que vivo imitando comportamientos ajenos y soy incapaz de pensar por mí mismo/a, no se me había pasado por la cabeza.
Las personas de mi generación que han tenido hijos a una edad saludable y adecuada, es decir, muy jóvenes, eran o bien personas ricas que no tenían que preocuparse por su carrera profesional o bien personas de extracción muy pobre que tampoco tenían que preocuparse por su carrera profesional porque, siendo realistas, carecían de ningún tipo de expectativa.
Durante el grueso de mis años fértiles tenía el dinero justo para pagar el alquiler de un piso demasiado pequeño como para que la idea de formar una familia pudiera estar encima de la mesa.
Vivo esclavizado/a en un trabajo precario que me absorbe demasiadas horas, tengo la energía y dinero justos para sobrevivir yo mismo/a.
Uno de nosotros dos es estéril debido a ciertos problemas médicos y renunciamos a adoptar por la burocracia (y también por alguno de los motivos que hay en esta lista).
Mi pareja no quiere hijos (por alguno de los motivos que hay en esta lista) y yo, por miedo a perderla, dado que eso me haría más infeliz que cualquier otra cosa, renuncio a mis planes de formar una familia.
*Nótese que tras cualquiera de estas respuestas, que cubren el 90% de los escenarios que hay tras la pregunta “¿por qué no has tenido hijos?”, se esconde un drama personal de cierta enjundia y que por tanto la conversación transitará caminos terriblemente incómodos para ambos interlocutores.