¿A alguien le salió un almendro por la boca?

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No diré su nombre, ni donde nació, su sonrisa era perenne, cálida su voz y fresca su mirada, tampoco diré si era mujer u hombre, qué más da.

¿Edad? Eterna.

Siempre decía la verdad, aunque nadie le creía, se movía y movía y movía con rapidez en todas las direcciones. Creo que dio la vuelta al mundo un par de veces, y otras miles más en su imaginación sin límite.

Se puso triste una vez.

Le dolió tanto el estómago que tuvo que sucumbir al desánimo, ya que no conocía dolor, no creía en él.

Se puso música para invitar de nuevo a la alegría.

Funcionó.

Decía que una almendra reposaba en su interior y no la dejaba vivir en paz, como siempre, todos miraron a otro lado. Decía rosa y los demás verde…

Aun así, no dejó de volar en todas las nubes que paraban por su ventana. Llovía y bebía de sus amigas. Decía rosa y ellas contestaban rosa.

El estómago otra vez, como he dicho, solo una vez triste. Ese día vino una nube y la acompañó a la montaña.

Sol.

Viento.

Música.

No hizo falta más. El dolor fue creciendo, no lloró, no era así, la nube, sí. De rodillas miró al cielo, de su boca, sin poder evitarlo, nació un almendro lentamente, sus manos se convirtieron en ramas, sus pies en piedras, su cuerpo una escultura de mármol, sus ojos se perdieron en la verdad del cielo y en la mentira de las personas.

A veces visito el árbol cuando florece en primavera, y lo veo blanco, aunque yo digo, rosa.*

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*Creo que alguien es alérgico o alérgica a las almendras…

Santiago Caballero Díaz
Santiago Caballero Díaz
Escribo teatro y lo unico que me gusta del ser humano es la risa. Que se mueran todos los hijos de puta, yo el primero.
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