En el ocaso marchitaban aun esas húmedas esperanzas de vida y de amor. Ambas miraban el sol caer mientras, pendiendo sus vidas de una rama, disfrutaban de sus últimos minutos en el bosque.
– Bonito, ¿Cierto?
– Precioso…
El aire era fresco, y las bamboleaba a su merced, pero, ahí seguían aguantando la que iba a ser la estampa más bonita que sus cortas vidas iban a disfrutar. El cielo ya rosado despedía el día, y ellas, ya cansadas, despedían la vida.
– Adiós.
– A… ¡Ups!
Ambas cayeron a la vez, juntándose en el aire y cayendo, como si fueran una, en la frente de una de una joven que estaba tumbada en los brazos de su pareja.
– ¡Ups!
– JA JA ¡Vaya goterón te ha caído en la frente!
– JA JA calla y bésame.
Después de un largo beso, se miraron las jóvenes a los ojos y dijeron:
– Bonito, ¿Cierto?
– Precioso… *
* Pasada esta hermosa puesta de sol, en la oscuridad total, las chicas no supieron salir del bosque y estuvieron tres días desaparecidas hasta que los bomberos las encontraron con claros signos de hipotermia, cansancio y desenamoramiento.