Mi viaje a Nueva York

Día previo

Mañana vamos a Nueva York, conocida como la isla de los famosos. 

Nuestro avión sale a las 11:15 de la mañana, por lo que hemos calculado que saliendo de casa con 9 horas de antelación es suficiente. 

He hecho la maleta y he incluido: 17 calcetines (son impares porque ya he perdido uno), 2 peines, algunos libros: “Lo mejor de ir es volver” de Albert Espinosa, “Lo que te diré cuando te vuelva a ver” de Albert Espinosa y “No me digas que no te dije que me lo dijeras porque te lo dije, estoy seguro. ¡Vaya si te lo dije!” de Albert Espinosa. 

No he comprado conversores de enchufes emericanos porque creo que las diferencias de voltaje deben solucionarse por la vía del diálogo.

En lo que probablemente sea ya un efecto del jet lag, no puedo dormir. Mejor, esto nos permitirá salir con más tiempo hacia el aeropuerto, 14 horas. Así aprovecharemos para pasar varias veces por el control de seguridad. Toda precaución es poca. 

Día 1 – El vuelo

8:10

En el control de seguridad son unos ignorantes y me han hecho muchas preguntas sobre la bolsa con el símbolo del dólar en la que llevo los dólares. Supongo que no debe viajar mucha gente a Estados Unidos desde este aeropuerto pero le he tenido que explicar que los americanos llevan el dinero así. 

También me han hecho dejar el caballo y el revolver en la puerta. Supongo que me tendré que comprar otro allí, o robarlo.

9:00

Ya me he leído todos los libros de Albert Espinosa. 

9:10

Llevamos mucho rato ya en el aeropuerto y mi mujer y yo hemos podido visitar algunas de las tiendas. Los productos y los precios son inmejorables y especialmente los de los restaurantes reflejan su alto estatuts. Nos hemos comprado un bocadillo de jamón y dos coca colas y ya nos hemos quedado sin presupuesto para el resto del viaje.

10:00

Yo corro para coger buen sitio en el avión, pero el piloto insiste en que ese es su asiento y finalmente me ponen al lado del baño.

11:15

Todos los pasajeros (calculo que entre 12 y 2000) presenciamos el milagro de la tecnología humana al despegar. 

11:30

Durante las tres primeras horas de vuelo me entretengo gritando de pánico. El resto de la tripulación se entretiene insultándome. Creo que ya somos uña y carne y que todo va a ir estupendamente. 

13:30

A diferencia del tren, el sonido de motor del avión me resulta muy desagradable y no me deja dormir así que para hacer de pantalla acústica estoy escuchando el disco “Trains. Locomotives, subways & stations sound effects”. 

14:00 

Los asistentes de vuelo reparten comida, se aseguran de que todos los pasajeros eructan correctamente y luego nos apagan las luces para que durmamos. Mientras nosotros dormimos, ellos aprovechan para hacer un té y comentar lo guapos que estamos dormidos y que qué pena que no estemos siempre así. 

Más tarde, el piloto sale de la cabina unos minutos y se nos queda mirando y lamenta estar perdiéndose todos esos momentos por estar ocupado pilotando. “Me hubiera gustado darles yo mismo de comer, verlos andar por el pasillo, presenciar cómo aprender a usar el baño…”. Los asistentes de vuelo, hartos de sus excusas, no le responden. El ambiente es tenso durante unos minutos. Yo cierro los ojos bien fuerte, bien fuerte, para que no se den cuenta de que les he escuchado. Lloro en silencio.

14:30

Gases.

14:50

Veo la película “Avengers Endgame”. Creo que es la mejor película de la historia del cine porque no entiendo nada. Salen Spiderman y otros. Cuando le pegan un puñetazo al hombre araña me enfado y respondo con patadas hacia la pantalla. El pasajero de delante se enfada conmigo y me insulta y me pega, por lo que la película se convierte en una experiencia completamente inmersiva. Mejor que el cine, pese a que la pantalla es más pequeña.

17:50

Tras lamentar no haber cargado con más libros de Albert Espinosa, veo la película “Avengers Endgame” por segunda vez. 

Aterrizamos y los pasajeros no solo rompen en aplausos entusiastas sino que piden un bis, lo que obliga al piloto a despegar de nuevo, volver a Barcelona y regresar a Nueva York 16 horas más tarde. 

A las dos horas, mi mujer dice que Nueva York está “sobrevalorada” y que “no es para tanto si se compara con Lleida”. 

Yo no me atrevo a ser tan negativo y me conformo con llorar durante los 10 días que duran nuestras vacaciones.

Kike García
Kike Garcíahttp://www.elmundotoday.com
Kike García (Motilla del Palancar, 1957) és un dels creadors de El Mundo Today, on escriu articles, i col·labora en mitjans com El País i Cadena Ser. Ha publicat dos llibres: Historia, el libro i Constitución Española. Com a còmic té tres discos de comèdia: Live at La Llama Store, Un señor bajito i Lo mejor de Félix el gato. Ha actuat a llocs de prestigi com YouTube i el Festival Cruïlla. És soci de la Llibreria La Llama Store i actual editor de Ratachillona.

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