Tengo un piso de más. Me gustaba tenerlo vacío y pasar alguna noche allí, desnudo, hablando solo y escuchando el eco. Pero lo puse en alquiler con el objetivo de solucionar de una vez por todas la crisis de vivienda.
Este es el piso:
- Está en el barrio de Montecillo, a solo seis paradas de metro del centro.
- 80 metros cuadrados.
- Suelo (no se cae nada al piso de abajo).
- Tres habitaciones, una de ellas aún con restos de mi sudor.
- Un baño.
- Un cadáver.
- Varias ventanas.
- Un pequeño balcón, lo que en Madrid se conoce como “terraza”.
- Cocina equipada.
Estos son los requisitos, más que razonables:
- 1.050 euros mensuales.
- Un mes de fianza.
- Copia de las seis últimas nóminas y del contrato de trabajo.
- No se permiten animales, porque se comen el cadáver.
Algunas preguntas frecuentes sobre el cadáver:
¿Por qué hay un cadáver en la casa?
Necesito un sitio para guardarlo. Ocupa poco espacio y si usáis esa habitación como dormitorio, puede quedarse debajo de la cama y apenas molesta.
¿No te lo puedes llevar a otro sitio, como un hoyo en el bosque, o tirarlo al mar?
No es seguro, me podrían ver los vecinos o la policía.
¿Y no huele?
Ya no, la carne está seca, como la mojama, gracias a los tres deshumidificadores (están en uno de los armarios empotrados, los podéis usar si los necesitáis).
¿No vendrá la policía?
Qué va, todo el mundo cree que se fue de viaje.
¿Pero y si viene y pregunta por él?
¿Quién ha dicho que es “él”? Da igual: negadlo todo, por favor. Recordad que no pueden entrar en vuestra casa sin una orden de registro.
¿Y si traen una orden?
Al lado de los deshumidificadores hay una pistola. En el contrato se detalla cuándo usarla, contra quién y en qué casos es indispensable que los huéspedes (vosotros) se suiciden, para que la policía crea que lo del cadáver es asunto vuestro.
Esto es demasiada presión. Creo que vamos a irnos del piso.
¿Pero por qué?
Preferiríamos uno sin cadáver.
Los jóvenes lo queréis todo. Y todo no puede ser.
¡Mierda!
¿Qué?
¡Ha venido la policía! ¡David estuvo a punto de dispararles! ¡Pero al final no abrimos!¡No podemos vivir así!
A ver, llamadme y lo hablamos.
Voy. ¿Jaime?
Sí, dime. No han entrado, ¿verdad?
No.
Y no han visto el cadáver.
¡No!
Entonces, todo está bien, ya terminó.
Les dijimos lo de la orden, como nos explicaste cuando nos enseñaste el piso.
Perfecto.
Pero van a volver con ella.
Joder. Bueno. No pasa nada. Esto lo teníamos previsto en el contrato.
No… No lo recuerdo.
Está al final, en los últimos diecisiete apartados. ¿Tenéis coche?
Sí.
Perfecto. Necesito que hagáis lo siguiente: esperad a que se haga de noche y bajad el cadáver. Llevadlo enrollado en un edredón o algo así, para que no se vea.
Vale.
Y tenéis que meterlo en el maletero.
De acuerdo. ¿Y luego?
Os enviaré una dirección. Son unos trasteros.
¿Y si nos ve alguien?
No os va a ver nadie.
Pero tú dijiste que el cadáver se tenía que quedar en el piso porque lo podía ver un vecino o la policía.
Sí, ya lo sé. Pero ahora no hay más remedio que moverlo. No es lo mejor, pero para eso estamos los caseros, para solucionar problemas.
¿Solucionar problemas? ¡El problema lo has causado tú!
¿Qué tal si en lugar de buscar culpables buscamos soluciones?
Vale, vale, perdón.
Bien, pues id a la dirección que os pasaré. Os esperaré en la puerta.
(Unas horas más tarde).
¿Jaime?
Estoy aquí. ¿Habéis traído el paquete?
¿Qué paquete?
Coño, el cuerpo.
Ah, sí. Es que como has dicho “paquete”.
Para no decir cadáver.
Ya. Claro. Mejor así.
Bueno, da igual, seguidme… Es por aquí… Este es mi trastero. Un segundo, que enciendo la luz. Dejadlo ahí mismo.
¿Aquí hay más… paquetes?
Son cosas mías, no os preocupéis.
Pero…
Son cosas mías. Muebles viejos. Cajas. Nada que deba preocuparos.
Claro, claro. Pero eso parece…
Solo es una alfombra.
Sí…
Solo es una alfombra.
Ya…
Quiero oír cómo lo decís: solo es una alfombra.
Solo es una alfombra.
Y me habéis traído un edredón viejo que no sabíais dónde meter.
Un edredón viejo.
Pues ya está. ¿Veis qué fácil? Un segundo, que cierro. Ah, y si recordáis el contrato, os voy a tener que cobrar cincuenta euros más al mes por los gastos del trastero.
Claro. Normal.
¿Alguna pregunta más?
Sí, ¿quién es el… Bueno, el paquete?
Un inquilino que se retrasó con el pago… ¡Jajaja…! ¡Que no! ¡Que es broma! Solo es un edredón viejo, ¿verdad?
Claro… Ah, otra cosa que no tiene nada que ver. La calefacción no funciona.
Purgad los radiadores. Si sigue dando problemas, llamadme y lo miramos.
Siempre es un placer leerle, Sr. Rubio. Y además, me he reído mucho.
Me estoy planteando irme de alquiler después de su lectura.