Tengo un amigo al que conocí durante una convención de trabajo en Alemania. No nos vemos mucho porque él es de Viena y yo vivo en España, pero me manda muchos correos hablándome de su familia, su trabajo y sus inversiones. Es que mi amigo está haciendo una buena fortuna a base de invertir. Siempre me está intentando convencer para que dé el paso, con eso y con las criptomonedas. Yo no estoy muy seguro, entre otras cosas porque me han dicho que eso contamina un montón y yo estoy bastante a tope con el medioambiente, pero a él parece irle genial y lo mismo debería probar. Total, tampoco hay que invertir mucho, no como en ese otro negocio del que me ha hablado mi amigo y para el que me pide 5000€. Que sí, que me promete triplicarlo en dos meses y eso suena muy bien, pero ahora mismo no me sobran 5000€. Desde luego él está triunfando y eso da confianza. Hace poco me mandó unas fotos de su nueva casa, enorme, aunque algo ostentosa si me preguntan a mí. Mi amigo parecía muy feliz con su mujer y sus seis hijos. Sí, seis. Creo que está metido en algo en plan opus o lo que sea que hay en Viena equivalente al opus. No me gustan mucho los correos que me manda con artículos sobre terapias de conversión de homosexuales o ensayos larguísimos contra el aborto. Yo soy bastante ateo y estas cosas me cabrean bastante, pero son sus valores y yo, como buen amigo, tengo que apoyarle en todo. De hecho, me ha invitado a viajar a Viena para asistir a unas charlas que va a dar sobre Adolf Hitler —está muy interesado en la Historia del siglo XX— y me lo estoy pensando, aunque el vuelo es caro, me tendría que quedar en un hotel —me ha dicho que lo siente, pero que en su casa es imposible—, pagar la entrada del evento y, bueno, lo de los 5000€ ya veré a ver. Quizá parezca que mi amigo y yo tenemos poco en común, pero lo cierto es que en aquellos 15 minutos que compartimos en Berlín mientras nos comíamos un sándwich fueron muy intensos y yo creo que conectamos bastante bien; amistad a primera vista, supongo. Es verdad que visto desde fuera suena regular todo esto, pero es muy buen tío y tenemos muy buen rollo. Al final es eso lo que cuenta y con lo que me quedo de todo esto: tengo un amigo.