De por qué las grullas no anidan en las iglesias

Interior. Día.
Domicilio de la madre de María. 11:45 h. Smith se planta en la cocina. Con una mano se apoya en el marco de la puerta, con la otra sujeta un vaso de nocilla con un güisqui «on the rock».

–Se me hace que eres bien guapa, María Isabel. Escúchame bien lo que te digo. Chisss… Escúchame… Eres tan guapa que, así mirándote a contraluz, me parece estar viendo a la mismísima virgen del Carmen en la cocina. Y se me olvida que eres hija de tu madre y me dan ganas de tirarte al suelo y hacerte el amor. Fíjate lo que te digo, María Isabel. Yo te quiero mucho. Más que a esa pata de jamón. Mucho más, sí. Fíjate si te quiero que estaría dispuesto a casarme contigo. A casarme, sí. Y a buscar un trabajo si fuera necesario. Todo lo haría. Todo con tal de estar contigo el resto de mi vida, María Isabel. Porque yo te digo una cosa. En esta casa sólo tengo ojos para mirarte. Sólo tengo boca para besarte. Y mis oídos sólo quieren escuchar todo el día tu voz de gacela. Nunca sé si estoy durmiendo o me hallo despierto, pues todo me parece un sueño vivido si estoy contigo. Chisss… Escúchame. Mira lo que te digo, so cabrona. Eres tan guapa que tus ojos de nutria me enloquecen. Ay, María Isabel, tú no sabes lo que yo te quiero. Pero qué guapísima eres hija de la gran p…

En ese momento se abre la puerta de la calle y entra María hablando con su madre. Ambas vienen con bolsas del súper. Al llegar a la cocina detienen la conversación para dedicar unos segundos a observar la deplorable imagen del cuerpo desnudo de Smith tumbado en el suelo, abrazado a una fregona, ajeno por completo a la presencia de su novia y su suegra, quienes tras esta breve pausa dejan las bolsas sobre la encimera, salen de la cocina y retoman la conversación.

–Vale, pues me rindo –le dice la madre a su hija–, no lo sé.
–Pues porque las cigüeñas siempre llegan antes, jajaja…
–Jajaja… Claro, claro… Qué bueno!
–Sí. Me lo contó ayer mi ex.

Toni Marcos Ortiz
Toni Marcos Ortiz
Toni Marcos Ortiz (Mérida, 1971) es, por encima de todo, un admirador de El Mundo Today. Bajo su maléfica influencia ha creado la página humorística El Sueco de los Barros y ha escrito el libro El Sueco de los Barros, las noticias más locas de un periódico local.

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