Voy a zanjar el debate sobre el color de la pelotas de tenis de una vez por todas con datos en vez de especulaciones, que para eso soy científico.
Hasta 1861, año en que se inventaron los colores, las pelotas de tenis eran en gris y blanco sucio, un blanco bastante asqueroso la verdad, la higiene en aquella época no era la misma que hoy en día.
Cabe apuntar que aunque historiadores y científicos suelen coincidir en que 1861 es el año en el que se inventaron los colores y el policromatismo, había habido algunos intentos fallidos anteriores siendo quizás el más destacado el del color sepia. Pero hablar de la invención del color sepia me exigiría explicar la Guerra del Sepiarral (1840-1843) y el sepicidio de 1842, que fue cuando se aplicó dicho color por primera vez a una foto para darle un tono «futurista». Aunque entiendo que son datos relevantes, no voy a hablar aquí de ellos en más profundidad ya que considero que hay suficiente bibliografía de fácil acceso en SciHub y además como biólogo me pone muy triste pensar en las sepias que dieron su vida para poder hacer fotos «vintage» y que no podré comerme a la plancha.
Los colores no se inventaron todos de golpe, como suele pasar con este tipo de cambios este fue un proceso gradual y curiosamente el verde fue inventado casi al final del mismo, siempre y cuando no tengamos en cuenta los colores más recientes como el «goscomfuig», el color del dinero o el coloret faller. Dada la tardía aparición del verde es lógico deducir que antes de que las pelotas fueran verdes eran de otros colores, al igual que pasa con la mayoría de cosas que ahora consideramos verdes, como por ejemplo los perros.
En 1881 es bien sabido que Engelmann descubrió los cloroplastos en las algas, un dato menos conocido es que por aquel entonces las algas eran todas rojas, ya que este fue uno de los primeros colores inventados. Es por eso que a algunos tonos de rojo se les llama «rojo lejano». Ahora mismo sólo quedan algunas algas rojas que no quisieron cambiar de color por ser muy nostálgicas y algo fachas, también llamadas «algas rojipardas». Las algas rojas originales tenían por tanto los cloroplastos lógicamente azules y la fotosíntesis era muy poco eficiente. Debido a esto la concentración de oxígeno por aquel entonces era muy baja y por eso la gente era de menor estatura y vivía menos años. Por suerte los empresarios, que eran muy buena gente, permitían a los niños trabajar para que antes de morir asfixiados al menos supieran lo que es sentirse verdaderamente realizados y dignificados.
No fue hasta 1989 que apareció el verde, que es el color que nos ocupa. La presentación del verde en sociedad fue con la famosa «GameBoy». Para hacer alarde del nuevo y hermoso color Nintendo decidió que en vez de en gama de grises la consola portátil lucera sus juegos en una gama de colores que iba del verde claro al verde oscuro. «GameBoy» es de hecho una transcripción fonética de su nombre en japonés, aunque el nombre de la consola ha sido tildado de machista en realidad es una deformación de «gamoyu booyu» que es la transcripción del japonés アイレット que significa «Piensa en Verde».
Tres años después, 1992, fue un año con grandes eventos de relevancia mundial, en ese año estallaron las olimpiadas de Barcelona y se celebraron las guerras yugoslavas. Fue en Junio de 1992 durante la conferencia de la ONU en Rio de Janeiro (Brasil), cuando se decidió que el verde fuera conocido como «color de la esperanza y de la envidia también, que estáis un poco tontos últimamente», alegando que representaba muy bien a la especie humana cada día más numerosa y como avatar de esperanza que ayudara a Europa a recuperarse de los terribles eventos nombrados más arriba. Dicho color, según está recogido el acta del congreso, «servirá para preparar el planeta para las crecientes hordas de humanos». Con estas palabras hacían referencia a la decisión casi unánime de que las plantas tuviesen clorofila verde en sus cloroplastos; San Marino votó en contra, pero es que acababa de entrar y se quería hacer el interesante. Ese cambio facilitó que la fotosíntesis produjese oxígeno de forma más eficiente para todos los organismos que decidiesen respirarlo.
Vinieron entonces los años locos de bonanza respiratoria y de agua oxigenada, causa directa de los modernos de pueblo, la famosa burbuja inmobiliaria, y el despiporre en general.
Y sobre el tema que nos ocupa, el color de las pelotas de tenis que conocemos hoy en día está con nosotros desde la final de Wimbledon del año 2000. Las pelotas en aquel entonces eran amarillas pero había sido también naranjas y anteriormente moradas. En la final, cuando el último raquetazo de Pete Sampras marcó el tanto que lo proclamaría por última vez en su carrera como ganador de Wimbledon, la bola rozó el césped (que llevaba siendo verde apenas desde el 92), se tiñó del color de la esperanza (y la envidia), hizo historia y hubo gran regocijo. Desde entonces para recordar el logro de Pete Sampras y sobre todo a Esperanza Aguirre y a las tarjetas Nvidia, las pelotas de tenis y por alguna razón los Sugus de manzana son verdes.