Buenas noches señores de la academia, es para mi un inmenso placer y un enorme marrón el recoger el Nobel de literatura en nombre de Bob Dylan que no ha querido venir.
Como no sabía hacer un discurso sobre Bob Dylan he hecho le que se suele hacer para hacer un discurso sobre algo. He buscado su nombre en el diccionario, y no viene, así es él. No le tomen a mal el que no venga a recoger el premio, Bob es así, no es muy de recoger, tendrían que ver cómo tiene su cuarto. Además actualmente se está quitando de fumar y un Nobel ahora supondría una recaída.
Es muy difícil escribir sobre Bob Dylan, por eso no tiene ningún tatuaje. Yo para inspirarme me he puesto una canción suya al salir de mi casa, me ha durado todo el viaje, y eso que hemos hecho transbordo en Frankfurt, pero como son ustedes muy puntuales no me ha dado tiempo a escuchar los tres minutos finales.
Le han dado el Nobel «por haber creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición americana de la canción», yo tengo que reconocer que cuando escucho algo suyo nunca entiendo la letra, pero aún así lo admiro, con mi médico me pasa lo mismo.
Si tuviera que explicar las letras de Bob, no sabría bien qué decir. Tiene una muy redonda y las demás son iguales, una be a cada lado.
Admiro a Bob, lleva en sus espaldas más de treinta discos, dos omóplatos y 22 vértebras (he restado las cervicales que son cuello)
No querría extenderme mucho más , Bob me ha pedido sólo una cosa, que les diera las gracias en sueco, así que: “Gracias…acias…acias…as…”
