Estimada,
Hace días que no escribo. Mis ánimos son buenos. Aunque sé que los que están en primera fila tienen miedo de lo que pueda pasar, me muestro optimista. Las filas están prietas y va a costar mucho que perdamos territorio. La frontera no se ha movido en años.
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Estimada
Todo bien por aquí, aunque algo nervioso. Me da la sensación de que algunos que hay delante de mí han desertado. Pocos ánimos.
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Estimada.
Siento que el frente se aproxima. Que fue de todos aquellos buenos muchachos que tenían que detener el avance del enemigo? En fin, tú siéntete segura, ahí en el cogote.
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Estimada,
Hoy he visto caer a 20 compañeros míos. Veinte. Aún puedo escuchar sus gritos. Muchos han caído y otros juraría que simplemente han desertado, pero desde luego nuestra formación no tiene la espesura de antaño. Aún así, intenaremos resistir lo que sea. Yo creo que podemos aguantar años así, años.
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Estimada
Los pelos de las sienes, largos como eran, y que nos protegían por los flancos con una formación clásica de cortinilla, han caído. Toda esperanza está perdida.
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Estimada
Cada día más frágil y quebradizo. No tengo el brillo de antaño y no puedo evitar tener la sensación de que el próximo seré yo. Me queda poco aquí. Lo noto.
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Estimada
Apenas tengo a dos o tres compañeros míos por delante. Voy a estar en primera línea en breve. El frente avanza.
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Estimada
Hoy, cuando me he querido dar cuenta, me he visto a solas, en tierra de nadie. Estúpidamente erguido en un territorio yermo y masacardo, en el que, con toda certeza, no volverá a crecer nada. Cuando recibas esta misiva, yo ya habré caído. Espero que no sea en vano y que en la reserva aguantéis hasta el final.
Te quiere, el pelo número 132.932.