El inspector Asensio y la suplantación de la conciencia de clase obrera

La esposa del señor Robles, doña Rogelia, llamó al inspector Asensio porque su esposo ya no tenía conciencia de clase obrera, se creía conde de Urgel del siglo XII y estaba a favor de unir su condado con el imperio carolingio a cambio de unos trozos de pastel de arándanos. 

El inspector llegó como siempre, montado en un unicornio de 3 patas. Vestía sus atavíos reales para tratar con la aristocracia: una camiseta del Pryca (Edición mundial de 1936), una cresta mohicana rosa y un tatuaje en el brazo con un viejo refrán oriental en letras chinas: “Si hay camiones aparcados, se come bien”.

—Mi esposo ha trabajado toda la vida en la fábrica de cementos del pueblo, vendiendo Chupachups de sabor dátil qatarí a los niños. De pronto, un día sentado en el sofá, estaba leyendo el periódico que el mismo se había impreso en la impresora de la biblioteca, empezó a hablarme en castellano antiguo.—Explicó doña Rogelia al inspector, mientras acariciaba al unicornio de 3 patas.

—¿Trabajar? Eso es de proletarios, yo soy un conde, nada menos que de Urgel, sí sí, Urgel, cómo lo has oído o visto si esta conversación la transcribes. ¡Rogelia, espero que esto no lo transcribas nunca, sabes que odio que lo que digo se ponga por escrito! Solo me ha gustado leerme una vez, cuando usaron una pluma de tucán con tinta verde para los puntos de las íes.—rememoró doña Rogelia mientras se cerraba el plano del flashback.

Asensio inspeccionó el dúplex de la familia y encontró una hoz y un martillo hechos de oro, los planos del castillo de Urgel con un acople para lanzar cohetes al espacio y el número 1394 de la revista Pulgarcito donde aparecen por primera vez Mortadelo y Filemón. En el comedor pudo ver una colección de funkos de personajes medievales, estaban todos desde Arévalo hasta Mario Vaquerizo. La señora Rogelia había puesto una canción de música clásica para amenizar la inspección, la sonata en mi menor de Bizarrap con Shakira, el movimiento 53.

—¿Desde cuándo su esposo se comporta cómo el conde de Urgel?—preguntó el inspector.

—Desde hace 6 años, 4 meses, 1 semana, 3 días, 16 horas, 32 minutos y 4 segundos, milenio arriba, milenio abajo, —respondió Rogelia mientras bailaba una jota murciana.

—Ya tengo claro quien le ha robado la conciencia de clase obrera a su esposo y la ha suplantado por un aristócrata del siglo XII que se cree conde de Urgel. El mismísimo Rodrigo Díaz de Vivar, alias el niño rata campero.


¿Cómo lo descubrió el inspector Asensio?

En la inspección rutinaria de la casa observó una caja de cartón de tamaño humano. En su interior una serie de mecanismos y cachivaches que hacían que la caja viajara a tras del tiempo y del espacio, siempre y cuando no se mojara. En el techo había una foto con pose sexy del Cid Campeador, enseñando la Tizona. Estaba claro que pretendía convertir al señor Robles en su nuevo señor, pero no lo consiguió porque salió al exterior y lo atropello un tranvía tirado por caballos árabes. 

Marco Tevar
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Marco Tevar (Murcia, 1996) Escritor de textos humorísticos y microrrelatos en su tiempo libre. Ha publicado textos en ratachillona y poesiacompleta.

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