Un día en el arca de Noé

La mujer de Noé salió a cubierta buscando a Noé

—¿Alguien ha visto a Noé?

—¿Alguien ha visto a Noé?

—¿Alguien sabe dónde está Noé?

—¿Alguien sabe dónde está Noé?

—No encuentro a Noé.

—No encuentro a Noé.

—Estoy del loro ya hasta las narices.

—Estoy del loro ya hasta las narices.

Se dirigió hacia la parte del arca que utilizaban de taller. Allí estaba Noé con un mono de trabajo, un gato hidráulico y un toro mecánico. También había un pájaro carpintero. A estos pájaros se les distingue con facilidad porque tienen dos orejas, para poder llevar el lápiz. A veces se les confunde con los canarios, pero si te fijas los canarios tienen una horeja menos.

—¡Noé!, ¡me has engañado, me dijiste que habías dejado de fumar y me encontrado un cigarro en tu camarote!

—Pero mujer, tenía que buscarle pareja a la cigarra, no es culpa mía – contestó Noé con gran tranquilidad. Noé era un hombre con gran templanza y muy educado. Siempre pedía las cosas por babor , por lo que los animales que estaban por estribor no se enteraban.

—Mujer, ¿dónde has dejado a los niños?

—Los he dejado con una kanguro.

—¿Te ha cobrado mucho?

—Cincuenta euros y diez céntimos, es que me ha cobrado la bolsa. Pero eso no es el problema. ¿Por qué tenemos que llevar a bordo a los animales marinos? A ellos no les afecta el diluvio.

—Son órdenes, cariño, ya lo sabes. Una pareja de cada especie. (“Si no no habrías venido”, pensó Noé nervioso mientras disimulaba poniendo la cara de inocente que se pone cuando te para la guardia civil).

—Pues haz el favor de poner el acuario de los rapes fuera del baño, yo así no me concentro. Y las cincuenta cajas de frigopies, ¿qué? ¿también son órdenes? Así te estás poniendo…

—Me como los frigopies porque necesito el palito para darle de comer a las termitas, si no se comerían el arca. Sería el arcabose.

Noé había tenido muchos problemas para organizar el arca. Puso las caballas con los caballos, las focas con los focos…

—Y para colmo esta mañana me he encontrado al tigre en tu camarote.- interrumpió la mujer de Noé al narrador

—Ya, lo he castigado ahí. El otro día lo pillé con la burra y han tenido una cebra, a ver cómo explico yo ahora lo de la cebra. Si pudieras ayudarme…

—Paso de cebra

—Es un cruce, es verdad.

—Pues pinta a la cebra del color de la burra— dijo la mujer con desgana.

—Se notaría mucho

—A ver si te crees que no se nota que la serpiente que llevas es un calcetín con dos pelotas de ping pong

—¡Se me perdió la serpiente, algo tenía que hacer!— podía parecer que Noé estaba perdiendo las formas, pero ya las había perdido antes, cuando iba por la segunda caja de frigopies.

De repente el halcón divisó tierra con el ojo que le quedaba ( se había celebrado un campeonato de tenis a bordo y usaron el ojo del halcón y se lo perdieron). Cuando gritó “¡Tierra!”, las lombrices empezaron a salivar.

Curro Navarrete
Curro Navarrete
Soy la mitad del cuarteto de @lostrocheymoche , la mitad de las viñetas de @einsteinyschrodinger, la mitad del festival tolón tolón de Úbeda y el doble de Colate.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Más cosas