Una de las recetas para hacer tortilla de patatas con cebolla que más gusta a la mayoría es esta que se hace añadiendo cebolla a la misma. Por eso la llamamos tortilla de patatas con cebolla, sino la llamaríamos tortilla de patatas sin cebolla, o tortilla de patatas, sin nada. Continúo, perdón, que me distraigo. La tortilla de patatas con cebolla se prepara de la misma forma que la tradicional (añadiéndole el “ingrediente secreto” que tú y yo sabemos) y tiene un estupendo sabor y una textura especial. Os voy a mostrar paso a paso cómo hacerla en casa de forma sencilla. Pero tiene sus trucos.
Como siempre, vamos a pelar y lavar las patatas y a cortarlas en daditos, en rodajas o como más nos guste. Vaya, juraría que había comprado patatas, pero no me queda ni una. Ya estoy en pijama, y menudo perezón me da salir a la calle, pero es lo que toca. Quien no tiene cabeza tiene que tener piernas, dicen. Vuelvo en un segundo, y continuamos con esta deliciosa receta.
Ya estoy aquí, con ropa cómoda otra vez y preparada para continuar.
Pelamos y cortamos también la cebolla, en tiras o en trozos, cada cual a su gusto.
No puede ser. Tiene que ser una broma. Recuerdo exactamente que estaba en el supermercado y tenía las cebollas en la mano. ¿Me las dejé en la caja? No me lo puedo creer. Espero que no me las cobrasen, sino se van a enterar. Menuda soy yo. Bueno, me pongo la ropa encima del pijama, no me da la gana de volverme a vestir. Perdonad la interrupción de nuevo, ahora continuamos.
Ya estoy aquí otra vez. En una sartén amplia ponemos a calentar abundante aceite de oliva virgen extra, y cuando esté caliente, vamos a freír tanto las patatas como las cebollas. Si habéis cortado las cebollas más bien pequeñas, os recomiendo que echéis primero las patatas, y un poco después la cebolla, para evitar que se quemen.
Mientras se fríen bien las patatas por todos los lados, junto a la cebolla, vamos a batir los huevos en un bol, y les añadimos un puñado de sal, al gusto de cada uno. No me jodas, macho. Me cago en mi estampa. Es imposible que esto me esté pasando a mí. Los huevos caducaron ayer. Eso tiene un pase, porque yo no salgo a la calle otra vez, esto lo tengo clarísimo. Odio salir a la calle. Lo odio con todas mis fuerzas. Pero lo fuerte es que no tengo sal. No tengo sal. ¿En serio? ¿Cómo puede ser? ¿Cómo se va acabando la sal poco a poco, sibilinamente, sin avisar? No pienso ir a comprar sal, ya os lo aviso. Voy a pedirle un puñado a algún vecino, como mucho. No me pienso poner ni abrigo, voy a ir en pijama, tal cual.
No había ningún vecino en casa en mi piso. He subido al piso de arriba, y me han mirado de forma rara. Entonces me he dado cuenta de que llevaba el pijama, el delantal y las botas de montaña. Pero lo importante es que me han dado sal. Por fin tengo todos los ingredientes. Cosas del directo, que dicen.
Continuemos con lo que estábamos haciendo. Una vez saquemos de la sartén los ingredientes fritos, dejamos escurrir bien el aceite sobrante y los añadimos sobre el huevo batido. Removemos todo para que se vayan mezclando y así la patata vaya absorbiendo un poco el huevo.
Estoy bastante cansada, la verdad. Además, la cocina tampoco me gusta tanto, pero bueno, perdonad, continuamos con la receta.
Vamos a usar una sartén de unos 24 centímetros de diámetro para hacer la tortilla de patatas con cebolla. Poned la sartén a fuego medio y echadle un chorrito de aceite de oliva, y cuando coja temperatura echáis encima el huevo mezclado con las patatas y cebollas. Lo dejáis así hasta que la capa de abajo se cuaje. Voy a hacer una Story para Instagram. Se me ha empañado la cámara del móvil y no se ve nada. Bueno, lo explicaré en Twitter, en un hilo, paso por paso.
Mejor no explico los despistes, ¿no? No sé qué es mejor, si ser sincera o intentar parecer guay. Tendría que plantearme hacia dónde voy, qué objetivos tengo con esto de ser influencer de cocina, hacer un poco de briefing, storytelling, running, branding, product placement, lifting, brainstorming, engagement, stormy weather…
¡Ay, la tortilla! por favor, rezad todo lo que sepáis para que no se haya quemado.
Bueno, se ha pegado un poco, pero creo que la puedo salvar.
Con la ayuda de un plato llano amplio o un girador de tortillas, vamos a darle la vuelta, con cuidado de que no se pegue en la sartén (un poco tarde para eso). Cuando le déis la vuelta, dejad que se haga por el otro lado antes de sacarla, y si es necesario, dadle vueltas hasta dejarla en el punto que más os guste, poco hecha o bien hecha. En este caso, sinceramente, ha quedado en el punto demasiado hecha. Solo queda disfrutar de esta estupenda receta de tortilla de patatas con cebolla.
Bueno, ya está. Vaya mierda de tortilla, la verdad. Esto no hay quien se lo coma. Se va a la basura directo. Yo ceno un bocadillo. Si tengo pan, claro. Y tomate. Y embutido.
En fin, creo que esto no es lo mío…