Querido Alberto:
Gracias por tu curriculum. Es impresionante, especialmente lo del Word nivel usuario. Yo no sé ni hacer tablas. Le doy a “Insertar Tabla” pero lo que me aparece es una tabla que no tiene el número de columnas y de celdas que necesito, y nunca logro cambiarlo. Por tanto, lo que acabo haciendo es insertar varias tablas, una debajo de la otra, con la esperanza de que el “sistema” entienda lo que intento hacer y las fusione o algo. Pero nunca ocurre. Al final, he orientado toda mi actividad profesional lo más lejos que he podido de las putas tablas del Word. ¡Por no hablar de las autoformas! Esto merecería un capítulo aparte. Pero bueno, no hablemos de mí, hablemos de ti: para el puesto al que aspiras no hay vacantes. Pero eh, tío, deberías intentarlo en Microsoft.
Hey, Dolores:
Thank you for delivering to me your vitae curriculum by the mail. I am very impressed, I have to say that to you. I don’t want to make the ball to you but wow!! “English level: Fluid”. Really? I wish I had English fluidibility, but you know, my family was poor and I had no opportunities to visit London. You, in the other hand, learned all the English you know in the City. Oh my god… What a summer that must have been! Well… as I was saying: very impressed because I am just a Spanish man with a boina, haha. But stop talking about myself, let’s center the focus on your person. I have no job for you but you should try luck in the Cambridge University. Seriously. Cárnicas González Is not a place for a cosmopolitan like you, believe me.
PD. Google Translate says hi!
Estimado Víctor:
He leído tu curriculum hace unos minutos en el metro -para ser exactos, en el móvil durante el transbordo de Diego de León, que da para mucho-. Como hay un señor sin dientes, muy raro, sentado en el asiento de delante que me mira fijamente, he decidido mantenerme ocupado y me ha parecido buena idea contestarte. Iré al grano: me ha alucinado lo del carné de conducir. Te tengo que decir que os admiro mucho. A los que tenéis el carné, quiero decir. Yo lo intenté, tonto de mí, varias veces. Pero aquí me tienes, en el puto metro de los cojones. Aún recuerdo lo de las luces de gálibo. Nunca entendí lo que era un gálibo, supongo que tú me lo podrías explicar. ¡Y los tipos de remolques! Me los llegué a saber de memoria (recuerdo ese puntito de orgullo que se esfumó de golpe con el suspenso). Me flipa que con el carné puedas llevar remolques, aunque no sean muy grandes. También es verdad que no sé para qué iba a necesitar yo un… uy, espera. Espera. El tío raro se ha sentado a mi lado, ya es mala suerte. Dios, ese olor… huele… madre mía, huele a ingle el muy cabrón. A ingle de fin de semana entero sin ducha. No quiero ser muy gráfico pero necesito compartirlo con alguien y te ha tocado a ti, ya lo siento… Dios, creo que voy a potar. En fin, sé que en estos casos lo mejor es hacer como si nada, así que yo a lo mío. Venga, tú puedes (me refiero a mí mismo, me estoy dando ánimos). Lo del carné, sí. Te estaba diciendo que me parece que tiene un mérito muy grande sacárselo. No solo la teórica, claro, sino también la práctica. Un coche es una máquina de matar (no es que quiera asustarte, pero es que es así). Por tanto, está claro que eres un valiente. Perdona otra vez. Han entrado en el vagón unos chavales. Se han quedado mirando al desdentado y este se les ha encarado. Uf, se ha puesto a gritar, creo que está sufriendo un ataque psicótico. Lo están empujando, pobre hombre. Oh, mierda, ha retrocedido y se ha quedado sentado en mis pantorrillas, confundido. Ingle con ingle, Victor, ingle con ingle. Creo que tendré que volver a casa a ducharme. Y parece que no acaba aquí la cosa. Los chavales siguen con el hostigamiento. ¿Qué les pasa? La cosa se está saliendo de madre, Víctor. Se han puesto violentos. ¡Oh, dios, han empezado a apuñalar al desgraciado sin dientes que está encima de mí! ¡Víctor, creo que me han herido! ¡Estoy sangrando! ¿O es su sangre? Me temo que son las dos, mezclándose en un caldo que huele a ingle y a muerte. Puto metro, Víctor. Debí sacarme el carné. Empiezo a ver borroso, me estaré desangrando. “¡Tiene el pulso muy débil!”, dicen siempre en las películas. Y nadie me ayuda, Víctor, la gente va a lo suyo (admito que es lo mejor que pueden hacer). Estoy asimilando poco a poco, no sin una honda tristeza, que nunca podré darte un trabajo y que me iré de este mundo sin saber qué son las luces de gálibo ni para qué sirven. Y eso es lo que más pena me da, honestamente.
Adiós, Victor, adiós. Mantente alejado del transporte público. No te bajes nunca de ese “vehículo propio” que tienes. Seguro que te llevará muy lejos…
Ah…
Me… me mueridkwjebuw3if
Hola, Juana:
Leído tu currículum. La última frase del documento es, literalmente, la siguiente: DISPONIBILIDAD INMEDIATA.
Pues bien, te he llamado y una voz robótica me ha recitado lo siguiente: NO ESTÁ DISPONIBLE EN ESTE MOMENTO.
No tengo tiempo para juegos, Juana. Por un momento creí que ibas en serio.
Querida Virginia:
Te escribo en respuesta a tu curriculum vitae, del que no leí más que el primer párrafo. Pero no te ofendas, detuve la lectura porque me bastaron esas pocas líneas para saber que eres la más indicada para el puesto. “Me gusta viajar”. Virginia, esas tres palabras son las tres palabras mágicas para que se te abran las puertas de Cárnicas González. Te mandaría directamente el contrato para que lo firmaras y te incorporaras el mismo lunes, aunque antes debo consultarlo con mi jefe, pero está en Yakarta. Yo mismo te escribo desde Dubai. Estamos todos recorriendo el globo en todo momento, Cárnicas González es un constante aquí y allá. A veces echo de menos tener un lugar fijo, ¿sabes? Haces algún amigo, te adaptas al clima, chapurreas el idioma, celebras las tradiciones locales y, cuando te sientes uno más, Cárnicas González se traslada a la otra punta del mundo, y tú detrás. En fin, supongo que elegí esta vida cuando decidí dedicarme al sector cárnico y ya no hay vuelta atrás. La carne no para quieta -salvo la de kilómetro cero, pero esa no la trabajamos-. Yo calculo que, para el lunes, la carnicería estará en Atlanta, así que tu contratación se efectuará con las leyes de allí. Sería buena idea que quedáramos en Estados Unidos el lunes para concretar los detalles, lo que pasa es que no puedo darte una dirección. Nunca sé dónde dormiré mañana, no me pidas que me anticipe al lunes. Me estreso solo de pensarlo, aunque imagino que tú estarás encantada, porque TE GUSTA VIAJAR.
Acaba de llamarme mi jefe a cobro revertido desde un pueblucho de Sudáfrica pero no he podido comentarle lo de tu incorporación. Parece que mañana vamos a montar un local en -no te lo vas a creer- un asentamiento en Marte. Me refiero al planeta rojo -¿comerán carne roja allí?-. Puede que lo de Marte altere los planes en Atlanta. Ya te digo que no paramos quietos.
Mira, Virginia, creo que lo mejor que puedes hacer es viajar y viajar y viajar porque, en algún momento, nuestros caminos se encontrarán. Estoy seguro de eso. Sigue el rastro de la carne, olfatea bien por esos mundos de dios y tarde o temprano ese trabajo será tuyo.