Autobiografía no contrastada de un señor de «clase media»

Me llamo Dani Liverona y nací en Vilampolla de Pallars, pero como me da vergüenza decir que soy de ahí por motivos obvios, siempre me invento que soy de otro sitio, aunque es verdad que podría ser peor, podría ser de Madrid o de un pueblo de Tennessee en el que mis primos hermanos, mis primos segundos y mis hermanos serían las mismas personas. Como los borbones, para que nos entendamos. Aunque voy por ahí haciéndome el probre (pobre progre) para encajar en esta sociedad woke y esas cosas que decimos los fachas, perdón, los de centro-derecha, nací en una familia de clase media con las comodidades habituales de mi clase social, como una casita de 2.000 metros cuadrados con varias hectáreas, piscinas climatizadas, un par de pistas de pádel y campo de golf. Lo normal, vamos. Evidentemente, nadie en casa usa nada de todo esto, pero claro, a ver si los vecinos se van a pensar que somos unos muertos de hambre.

Tuve una infacia muy feliz, en la que la poca presencia de mis padres fue satisfactoriamente compensada con multitud de mascotas: 5 perros, 3 gatos, 7 hámsters, multitud de peces, 3 tortugas de agua, 1 tortuga gigante de Galápagos y 2 pobres, que decían que eran canguros, pero yo sabía que eran personas porque apenas sabían saltar. A mí me iban a engañar. HÁ.

El colegio transcurrió con normalidad, quitando un par de incidentes con profesores que me tenían manía; uno de ellos me pusó un 9,5 en un examen porque no lo hice y se armó la de San Quintín (la que debió liar el patrón de la cerveza) y al final me pusieron el 10 que merecía, pero esto no fue nada comparado con la vez que otro profesor nos dijo a mí y a mis amigos que, en la medida de lo posible, no agrediéramos verbal ni físicamente a los alumnos becados, que eran personas igual que nosotros. Os lo podéis creer? Qué barbaridad. Evidentemente, no volví a verlos. El instituto fue aún mejor porque, desde que disparamos a un profesor, los demás nunca se atrevieron a llevarnos la contraria. La universidad no la recuerdo muy bien porque salía de fiesta 9 veces por semana, pero de alguna manera (pagando) me saqué la carrera de Empresariales y entré de becario por méritos propios en una de las empresas de mi padre, y les gustó tanto cómo trabajaba las 2 o 3 veces al mes que iba a la oficina que me metieron en la junta nada más acabar las prácticas. Mi primera medida fue despedir al 50% de la plantilla porque enseguida me di cuenta de que los sueldos eran el principal gasto de la empresa. Me parece increíble que no lo hubiera pensado nadie antes. La productividad bajó, es verdad, pero no bajó mucho ya que duplicamos la jornada laboral manteniendo el mismo sueldo, así que los beneficios subieron y pudimos subir los sueldos de la junta. Los trabajadores amenazaron con ir a la huelga, los muy desagradecidos, pero quedó en nada porque el comité de empresa nos dio la razón a nosotros. No porque tuviésemos comprados a los que están ahí para que no les echemos, que también, sinó porque la teníamos.

En cuanto a lo personal, sigo tan feliz como cuando era niño. Estoy casado con una mujer a la que apenas veo, 2 hijas cuyas edades ahora mismo no recuerdo y 3 de las mascotas que tenía de niño: la tortuga y las 2 pobres que dicen ser canguros, además de un zoo privado al cuál dedico la mayor parte de mi tiempo y dinero.

Y hasta aquí el resumen de mi biografía, muchas gracias por leerme. Si me animo, puede que cuente anécdotas más concretas en el futuro.

PD: todo lo relatado es verídico salvo algunas cosas.

Dani Jurado
Dani Jurado
Nací en 1995 y estudié Producción Audiovisual. Desde entonces, todo ha ido cuesta abajo y sin frenos. Me empeño en intentar ser gracioso aunque mi entorno insista en que no lo soy. Qué sabran ell@s https://bsky.app/profile/daniliverona.bsky.social

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