— “Al principio creó Dios el cielo y la tierra.” Lo veo flojo. Necesitamos un comienzo más potente. “Al principio”, al principio ¿de qué?
— Es “el principio”, el principio del libro, el principio de todo, por algún lado hay que empezar.
— Es muy simple, es como empezar un cuento por: “érase una vez”.
— A mí me gusta lo de: “al principio”
— Porque se te ocurrió a ti.
— Se le ocurrió a Dios.
— ¿Por qué no empezamos por el Arca de Noe? Noe está en medio de una tormenta, a punto de naufragar, y después de dos páginas hablando del Arca y el diluvio, cuando ya tenemos a los lectores enganchados, hacemos un flashback.
— ¿Y un primer capítulo en el que Dios está solo? ¿Cómo era el universo cuando Dios estaba solo? ¿Se siente solo Dios? ¿Esa soledad, que todos sentimos en el fondo de nuestro ser, se debe a que Dios nos ha creado a su imagen y semejanza?
— No no no. Esto tiene que ser algo sencillo que pueda entender cualquiera. Los relatos que mejor funcionan son muy simples
— Lo que yo no entiendo es: si Dios crea el sol el día cuarto, ¿cómo se miden los días uno, dos y tres? ¿cómo se miden si no hay sol?
— Todo el arranque es flojo. ¿No sería mejor que hiciese todo el mundo del tirón?
— Lo que suprimiría es que descanse en séptimo día ¿Dios está cansado? ¿Un ser omnipotente se cansa? No es coherente con el personaje.
— Si Dios se cansa, ¿por qué no ponemos dos días de descanso?
— O tres.
— Puede hacer el mundo en dos días y descansar cinco. Me parece un modelo de semana mucho mejor.
— Parecería que Dios es un vago.
— No es vago, es omnipotente.
— Si es omnipotente, ¿por qué no lo hace en un día?
— En media jornada. Trabaja la mañana del lunes y el resto de la semana a descansar. Ese es un buen modelo de semana.
— Con eso solucionaríamos el problema de que el sol se crea en el día cuarto.
— Vale, lo hace en siete días, pero ¿tienen que ser los siete días iguales? Podríamos añadir días en los que prueba cosas que no le salen bien. Por ejemplo: crea al hombre el primer día y el hombre se ahoga, entonces se da cuenta de que tiene que crear primero la tierra firme y después al hombre.
— Dios no se puede equivocar.
— Por qué no. Un Dios que se equivoca daría mucho juego.
— Y si primero crea un mundo que le sale mal y luego crea el mundo correcto.
— Este mundo en el que vivimos ¿es el que le ha salido bien o el que le ha salido mal?
— A mí me rechina todas las veces que ponemos: “Dijo Dios”; “Dijo Dios: «Existan lumbreras en el firmamento”; “Dijo Dios: «Bullan las aguas de seres vivientes”; “Dijo Dios: «Produzca la tierra seres vivientes según sus especies”. ¿Con quién está hablando?
— La idea es que cuando habla Dios las cosas se crean.
— Entonces por qué no escribimos: “Dijo Dios: que se cree el universo” Y ya está. Es un ser omnipotente. Lo puede hacer todo de una sola vez.
— Es lo que yo decía, lo hace todo el lunes por la mañana y el resto de la semana descansamos.
— No no no. Hay que hacerlo sencillo y con final feliz.
— ¿A descansar el domingo le llamas un final feliz? El domingo es un día depresivo.
— Por la resaca. ¿Tenía Dios resaca y por eso descanso el día séptimo?
— ¿Cómo descansa Dios? ¿lee? ¿medita? ¿Se echa la siesta hasta las siete? ¿Cómo es el descanso de un ser omnipotente?
— ¿Pasan las cosas malas del universo cuando Dios está descansando?
— Ese día séptimo podría ser el más interesante de todo el capítulo porque ¿qué ocurre en el mundo mientras descansa Dios?
— No nos compliquemos más. Vamos a dejarlo así. Lo importante es que esta historia la puede entender cualquiera.
— Pero… ¿Dios ha mandado un borrador, una sinopsis, ha dicho, más o menos, lo que quiere?
— Vale, como queráis, a mi me da igual, si esto no lo voy a firmar. Yo le quería dar una vuelta por Él, para que se vea que Dios escribe bien.
— De todas maneras, tampoco creo que se venda mucho.
— Nunca se sabe, con la ayuda de Dios todo puede funcionar.
— Ya veremos. Esto es el primer capítulo. Ahora que ya están los humanos en la tierra ¿cómo seguimos?
(Continuará)