El caballero petardo y la princesa hasta el coño

Había una vez un payaso que se las daba de héroe y que quería rescatar a una princesa o no sé qué pollas. Vivía en un pueblo medieval de fantasía con las calles meadas llenas de barro asqueroso y de gente arrastrándose como gusanos. El flautas era un don nadie pero persiguió su sueño de ser caballero porque el esfuerzo todo lo puede. Así que el pavo, ya graduado y con la armadura limpita, llega a la capital del reino de los cojones, va al castillo y le dice al rey que le va a rescatar a su hija. Y el rey le dice que de puta madre, que si vuelve vivo le da la mano de su hija, porque es su jodida posesión, porque es un puto rey, y a los reyes no se les vota, se les acepta y se les obedece y os calláis la puta boca. El caraflema del rey le dice entonces que arreando, y el moñas coge su caballo blanco y se monta, y se pira a rescatar a la princesa de las narices. Hay imágenes de viaje para hacer la elipsis un poco más llevadera y se ven bosques, montañas y demás mierdas de aventura. Y entonces el soplapollas este entra en un bosque con pinta de sitio chungo, y le salen unos bichejos babosos con dientes, pero el colega les mete de hostias con la espada y se los peta. Luego sale del bosque y está lloviendo que flipas, y el mamón llega al pie de la montaña pero entonces pega un truenaco y el caballo se le asusta y se larga. Total, que el tontolaba de la armadura empieza a escalar la montaña con la puta armadura mojada que se le empieza a oxidar de la lluvia y en vez de quitársela el cabezahuevo sigue escalando, y llega arriba y está ya para el arrastre, pero no ha llegado ni a la puta mitad del camino. Hay otra elipsis de prados y más mierdas y cuando se acaba ya sí que el notas llega a una torre de 400 metros de alto y para subir tiene que trepar por una cuerda, que cuando llega arriba tiene las manos en carne viva. Y es que el tontaco la armadura cuando llovía no se la había quitado pero ahora los guantes sí, para tener mejor agarre dice el desgraciado. Entonces entra por el balcón y la princesa le dice que quien coño es, y el longanizas le dice que la viene a salvar, y ella le dice que si es subnormal; que ella se ha pirado a vivir de ermitaña porque el rey es un gilipollas, y que si no le ha hecho sospechar que la puta torre tuviese 400 metros de altura, que la levantó ella misma con una magia que aprendió de un libro. Y el cretino indignado le dice que entonces para qué mierdas pone una cuerda si no quiere que la rescaten, y la princesa le dice que si es imbécil o come calcetines; que ella no cultiva verduras en el puto suelo de madera de dentro de la torre, ni se hidrata chupando la humedad de las paredes; que baja al río y a su huerto, y que le está ya tocando el coño y que como no se pegue el piro le revienta la bocaza de apollardao que tiene. Entonces el soplagaitas ve que la princesa está mamadísima de subir y bajar cada día por los 400 metros de cuerda y le dice que al menos le dé un poco de agua, y la princesa ya cogiendo un mangual le dice que como le tenga que puto decir que se largue una tercera vez le suelta un viaje que lo deja para envolver bocadillos, así que el colgao se larga, pero mientras baja por la cuerda se resbala y se parte la crisma. Y la princesa ahora tiene que lidiar con el moñeco del tontopollas en vez de poder dedicarse a lo que fuera que le pariera en las calzas.

Fin.

Marc Valero Zapata
Marc Valero Zapata
Marc Valero Zapata nació en 1989 y de momento bien, gracias.

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