Si está leyendo esto es que el abajo firmante tiene la intención de comenzar una relación de carácter romántico con usted. Honestamente, no puedo ofrecerle mucho. No soy guapo, tampoco soy gracioso y no tengo dinero. Sin embargo, puedo ofrecerle algo que está al alcance de muy pocos; certezas.
Seamos realistas, toda relación acaba de manera más o menos trágica (ruptura o muerte). Mi propuesta elimina esta incertidumbre inherente a cualquier romance. Usted elegirá la duración del mismo. Le garantizo con total seguridad que podrá poner fin al noviazgo en cualquier momento, sin ningún tipo de compromiso, sin dramas.
Mi dedicación será total y exclusiva, tanto personal como económicamente hablando. Como valor añadido le informo de que no se contempla que la relación acabe por decisión mía ya que, según mi experiencia, es altamente improbable (no ha sucedido hasta la fecha) que esto ocurra.
A fin de facilitarle las cosas, a continuación, le presento una serie de escenarios que podrían llevar al fin relación si, llegado el momento, no tiene claro cómo hacerlo. Podrá elegir la que más le guste y yo actuaré en consecuencia creando el clima propicio para que usted dé el último paso. Alcanzado este punto, permítame que le tutee ya que si vamos a estar involucrados románticamente se nos supone cierta confianza que es conveniente normalizar cuanto antes.
– El viaje
Iremos de viaje. Llevaremos a nuestra mascota. No llevaremos a nuestra mascota. Compraremos un trasportín por internet. Cambiaremos la reserva en el alojamiento. Saldrá mucho más caro. Viajaremos en coche. Insistiré en conducir yo. Me confundiré de salida. Son cosas que pasan. Me confundiré de salida una segunda vez. Pondrás el GPS. Nos confundiremos una tercera vez. Decidiré no preguntar. Me confundiré una cuarta vez. Te enfadarás. Bueno no estarás enfadada, pero parecerá que estás enfadada, que en la práctica es lo mismo. Ahora sí que estarás enfadada. Llegaremos al hotel. Descubriremos que la reserva que yo hice no era en Guadalajara, España sino en Guadalajara, México.
– La desaparición
Diré que bajo a por tabaco, aunque no fumo, bueno, igual bajo a por el pan, no sé, y nunca volveré. Existe la opción del simple abandono o la variante consistente en dejar pistas confusas que lleven a pensar en un secuestro o una abducción extraterrestre.
– La secta
Al principio parecerá algo positivo e incluso revitalizante para mí y para la relación, pero acabaré por ser alienado por una comunidad que demanda cada vez más tiempo y dinero. Este escenario depende de la oferta de sectas religiosas de la zona. De no haber ninguna disponible se optará por crossfit, pádel o hacerse runner.
– La muerte
No hay mucho que explicar en esta opción, no obstante, es la menos recomendable ya que la celebración del funeral supondría un desembolso económico nada desdeñable. Además, no hago muy bien el muerto y, a pesar de que mi implicación en el proyecto es máxima, no contemplo morirme de verdad.
– La infidelidad
Mi móvil sonará en repetidas ocasiones y verás en la pantalla que el número que llama es “Lara Oficina”. Preguntarás y me quejaré de que hay gente que no sabe desconectar y que ya hablaré con ella maña en el trabajo. A la cuarta vez que ves que “Lara Trabajo” llama a horas en las que no se debería tratar nada de “trabajo”, discutiremos. Un día dejaré el móvil olvidado en la mesa de la cocina mientras bajo al perro y vibrará de forma frenética. Cuando vuelva me preguntarás si es “Lara Oficina” otra vez y yo te mostraré ofendido la pantalla para que veas que el contacto que estaba llamando era “Antonio Ventas”. En ese momento entrará un mensaje con una fototetas de “Antonio Ventas”.
Hasta aquí mi exposición. Confío en haber conseguido inclinar la balanza en mi favor a la hora de aceptar tener una relación romántica conmigo. Quizás no sea la más bella historia de amor, pero al menos será una historia que habremos escrito nosotros mismos. Te quiero, (escribir nombre de la chica en este espacio)