Matización a mis conclusiones finales en el XXI Congreso Internacional sobre los Efectos del Estrés en la Personalidad y los Beneficios del Autocontrol

Estimados:

Quiero pedir disculpas a aquellos que se hayan sentido heridos por mis palabras del otro día en Oviedo, al cierre del XXI Congreso Internacional sobre los Efectos del Estrés en la Personalidad y los Beneficios del Autocontrol.

Considero que, en determinado momento, no usé las palabras más acertadas para expresar lo que pensaba. En el tumulto, como comprenderán, me vi incapacitado en la necesidad de hacerles llegar de la manera más acertada, compañeros doctores y colegas de carrera (ustedes), mis impresiones acerca de la supremacía de los afectos sobre la reacción cognitiva.

Estoy seguro de que no me expresé de la forma que requerían esos momentos y es por ello que insisto en manifestar mi decepción. Me duele recordar mi propia incapacidad a la hora de utilizar sustantivos y adjetivos que no fueron (para nada) acertados ni suficientemente medidos (ni meditados) por quien ahora les escribe.

Puede que algunos de los presentes consideraran que yerro en la percepción de los hechos. No es mi intención, sin embargo, quedarme a medio camino de todo lo que pretendía manifestar, dado que la policía  (como bien saben) apareció en el momento más inoportuno y culminante de mi interpelación.

Es más que probable que cuando se me retorcía el brazo y se me arrojaba bruscamente contra la pared, al entonar de viva voz las conclusiones sobre lo que (en aquel preciso instante) consideraba respecto de ustedes, parte de estas no fueran suficientemente inteligibles debido al dolor que sentía y me impedía vocalizar como bien acostumbro. Añado que muchas palabras quedaron en parte silenciadas por las sirenas y los gritos de esa muchedumbre de la que ustedes mismos formaban parte.

Si bien grité, en el contexto de ese, el XXI Congreso Internacional sobre los Efectos del Estrés en la Personalidad y los Beneficios del Autocontrol:  «Iros a tomar por culo, pedazo de cabrones hijos de la más grandísima puta, me cago en todos vuestros miserables muertos puestos en fila de a uno y con los cojones ardiendo», lo que pretendía expresar era: «No tenéis ni pajolera idea, como os pille os reviento a cabezazos el occipital».

Admitid que esta frase última (sobre todo la parte final) mejora la anterior (por lo escueta, ingeniosa e inesperada), puesto que es bien sabido que muchos de los presentes el día de la conferencia eran conocedores de mi propia terquedad y contumacia en mis tesis, pero también (¿por qué no admitirlo?) describe el tamaño desproporcionado de mi cabeza con respecto a mi cuerpo (que por otro lado siempre he descuidado al no realizar ningún ejercicio, olvidándome de una dieta más adecuada y baja en calorías convirtiéndome, ciertamente, en un enclenque).

Es menester hacerles saber que, aunque algunos experimentos no lo corroboran, yo me siento con la más absoluta autoridad de asegurar que mi cerebro es, por encontrarse en un mayor espacio craneal, proporcionalmente más grande a absolutamente todos los presentes allí ese día y, por ende, me considero en la misma proporción más sabio. Es un hecho que quería hacerles llegar, con lo que utilizando esa mayor cabeza (la mía) estrellándola contra la del resto de doctores y colegas (ustedes), pretendía expresar (de forma verbal, pero también literal) la metáfora de que mis ideas están por encima de las de ustedes, son más rotundas y más acertadas.

Admito, eso sí, que fui muy preciso en la intervención que prosiguió al añadir, mientras me tiraban al suelo:  «Sois unos putos subnormales, mongolos de la mierda, gilipollas integrales, basura intelectual, me dais completo asco, os mato, hijos de puta», pues constaté mucho más claramente el hecho que acabo de expresar. En este punto no hay matiz alguno, pues creo que quedan absolutamente claras las líneas de mi discurso y la tesis sobre la que deseaba arrojar luz.

No me queda más que decir. Por mi parte, solo deseo manifestarles la oportunidad que me da esta misiva de disculparme por no haber podido, en el ámbito de ese, el XXI Congreso Internacional sobre los Efectos del Estrés en la Personalidad y los Beneficios del Autocontrol (CIEEPBA) al que fui invitado, expresarme con la claridad con la que lo hago ahora a través de estas líneas, conminándoles a que me inviten al próximo congreso internacional, a ver si me vuelven a decir lo que me dijeron al respecto de que la información del mundo externo (el estímulo emocional) llega a la amígdala y lo hace por dos vías distintas.

Una mierda que se coman.

Muchas gracias por todo,

Robert Zajonc

Toni Cifuentes
Toni Cifuenteshttps://autotomiarelatos.wordpress.com/
Toni Cifuentes es guía, corrector de textos y escritor (cuando puede o le dejan).

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