Voy al cine a ver Dune. A dos butacas de mí, en la misma fila, está sentado Pedro Duque con su mujer. El otrora astronauta entra en cólera cada vez que aparecen en pantalla naves o viajes espaciales: “¿Pero esto qué es?”, “¡Dejad de pisotear el nombre de la ciencia!” “¡Sois todos unos hijos de puta!”. Su mujer, con mucha entereza, intenta calmarle diciéndole que es una película de ciencia ficción, pero el otrora ministro de ciencia e innovación se lía a tirar cosas y encararse con otros espectadores. Por suerte, la cómica segoviana Eva Hache consigue poner paz en la sala y podemos terminar de ver una de las películas del año.
Viendo anuncios antiguos en YouTube, descubro la Catedral de Justo en un spot de Aquarius del 2005. Justo es un señor entrañable que lleva 40 años construyendo una catedral con sus manitas y materiales que va encontrando. Conmovido por la historia, pillo el primer bus a Mejorada del Campo para ayudar a completar la obra. Al llegar, me entero de que Justo ha fallecido recientemente. Su catedral ha quedado a medias, pero eso no ha impedido que la cadena Hard Rock Cafe compre el edificio y monte un restaurante en el que ponen una pizza cojonuda.
Soy el creador de la serie de libros Elige tu propia Aventura. Durante unos cuantos años, soy insultantemente rico y llevo una vida llena de excesos. Mi racha de bonanza económica dura hasta que estrenan Crónicas Marcianas en Telecinco y la gente pierde el interés por la lectura y las aventuras en general.
Gano Eurovision con esta pegadiza canción que yo mismo compongo e interpreto:
Tengo un trato
Te lo cuento en un rato
Hacemos un Zoom
Mientras juego al Doom
Esta canción la escribí en un piano Hammond
¿Las mejores patatas de bolsa?
Sin duda, las de Jamon.
Yeah (x3)
Estoy en un hotel con unas vistas increíbles a la Catedral de Justo, ya terminada. Enciendo la tele y pongo La Ruleta de la Suerte. El programa está muy entretenido, hasta que un concursante dice que quiere comprar vocal. El presentador le pregunta que cuál y el tipo responde que la u. La u de U2. Pierdo los papeles por completo. Cojo una silla y la estampo contra la pantalla. Tiro un cuadro por la ventana. La lámpara del techo, también a tomar por culo. Al final me tengo que quedar trabajando en el hotel para pagar los desperfectos y dos Kinder Bueno del mueble bar.
Se abren las puertas de una macro discoteca, de dentro salimos mi amigo Ale y yo con 8 años, en bañador. Ya en la calle, cogemos naranjas de los árboles y jugamos a que los coches las revienten con las ruedas. De uno de esos coches se baja Krusty el Payaso y nos contrata como colaboradores para su nuevo programa. Esto es sencillamente una locura de sueño teniendo en cuenta que Krusty no sabe hablar español.
Hasbullah lee mi entrevista ficticia publicada en Rata Chillona y viene a mi casa a darme una buena paliza.
Llego a la última ronda de un concurso de imitadores de Chiquito de la Calzada. Un participante, que resulta ser el propio Chiquito, me humilla en el duelo final y no puedo alzarme con la victoria. Al no llevarme el premio en metálico, tengo que quedarme haciendo inventario en un Bershka para pagarme el bus de vuelta a Mejorada del Campo, donde está el hotel en el que trabajo.
Durante un concierto de la gira de despedida de Andy y Lucas, me suben al escenario y cantamos a trío una versión de “Niña, dulce niña” de Los Caños. Mi colabo se hace viral y los propios Caños me invitan a su concierto en Málaga para tocar con ellos la canción “The Trooper” de Iron Maiden.