Carta de agradecimiento (y queja) a Ratachillona (webzine colaborativo)

Hola:

La intención de esta carta es agradecerles todas las cosas me han publicado en su revista. Supongo (no lo sé) que reciben todas las semanas un montón de textos, y entre todos esos (alguna vez) en este último año (o un poco más) se han fijado en uno mío. Ya (si no llevo mal la cuenta) me han publicado dieciocho y, como digo, les doy las gracias de forma sincera.

Que esto ocurra, que un autor como yo (desconocido) publique en una revista como Ratachillona (webzine colaborativo), me da muchos ánimos para continuar.

Les respeto. Considero que si eligen un texto mío es porque (algo) les ha hecho clin en el cerebro, en el alma, en el estómago, la rabadilla o en otro sitio del cuerpo (o en muchos sitios a la vez).

Como digo, gracias y mil veces gracias.

Teniendo en cuenta que les he enviado seiscientos cuarenta y siete textos humorísticos…

Me han publicado dieciocho textos de SEISCIENTOS CUARENTA Y SIETE…

Según los expertos (no sé quiénes son), nueve de cada diez textos es malo o muy malo. Es una simple fórmula. Uno de cada diez es considerado (por esos mismos expertos) suficientemente bueno como para salvar cualquier tipo de crítica y (por empeño o por mera suerte de principiante) merecedor de ser leído e (incluso) elogiado.

Si tomamos esto en serio, de esos seiscientos cuarenta y siete textos de humor que les he enviado a lo largo de este último (más o menos) año, sesenta y cuatro coma siete tendrían que haber sido seleccionados. Dieciocho no son ni la tercera parte de esos sesenta y siete textos coma siete que se supone he escrito bien (aunque sea de churro), según esos expertos (sean quienes sean).

El dos coma siete, ocho, dos, cero, siete, uno, cero, nueve, siete, tres, siete, dos, cuatro, ocho, ocho por ciento de mis textos han tenido su beneplácito. Es decir, menos de TRES textos de cada CIEN que les he enviado.

Esto (como comprenderán) me pone en una situación difícil.

MUY difícil.

Me hace pensar que me consideran un escritor nefasto. Más que nefasto, un escritor que no puede llamarse tal. Quizá, un frutero que de vez en cuando se pone ahí con una lechuga o pepino a dar golpes a un ordenador (con esa misma verdura o alguna otra fruta) y escribe cosas al tuntún. O un perro. Me hace parecer un perro que escribe con la cola. Que cuando ve a su amo y (da la casualidad) ese perro está cerca de un ordenador encendido, al menear la cola de entusiasmo golpea las teclas y junta palabras, que (da la casualidad) el dos coma siete, ocho, dos, cero, siete, uno, cero, nueve, siete, tres, siete, dos, cuatro, ocho, ocho por ciento de las ocasiones produce textos que merecen considerarse buenos y ser (claro) publicados.

Y eso duele.

Pienso que (en su redacción) tienen algo en contra mía.

Puede que la última carta que les escribí (hace diez días) amenazándoles de muerte tenga algo que ver. O que esperara al director de su revista a la salida de un bar (al que suele ir a tomar capuchino con hielo) y le sacara un cuchillo (de mantequilla) que apoyé en su cuello mientras le gritaba: «¿Qué pasa, es que escribo mal?», tenga algo que ver con esa continua mala valoración que hacen de mis textos.

Al comienzo de su aventura, alguien de su redacción me mandó un correo (tras haberles enviado ciento catorce textos y no haberme publicado ninguno, tan solo indiferencia por respuesta, en el que me decía (de forma muy amable): «Oye, deja ya de mandarnos tanta mierda. No nos mandes tanta puta mierda, joder, no tenemos tiempo para leer toda esa puta basura de los cojones que nos mandas, coño».

Consideré que eran palabras de ánimo para seguir enviándoles más textos. Cuando les envié el número doscientos nueve, me lo publicaron.

De cualquier forma, he captado la idea y después de este año, haciendo análisis (y valorando el tiempo y esfuerzo dedicado a publicar tan solo dieciocho textos de seiscientos cuarenta y siete), he decidido reposar más mis historias, trabajarlas más, para (así) enviarles solo las que crea que son (con total seguridad) muy buenas o (incluso) excelentes, de tal modo que no habrá posibilidad alguna de que no me las publiquen.

Espero que sepan valorar desde su revista mi cambio de actitud (desde la última vez hace diez días en que les escribí) y valoren de mejor ánimo mis futuros textos.

Agradeciendo su atención, me despido,

Toni C.

P. D.:  Adjunto envío diecisiete nuevos textos humorísticos de (más o menos) mil palabras para su valoración. Gracias.

Toni Cifuentes
Toni Cifuenteshttps://autotomiarelatos.wordpress.com/
Toni Cifuentes es guía, corrector de textos y escritor (cuando puede o le dejan).

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